lunes, 2 de agosto de 2010

Lucía busca su identidad en Misiones – 1984



Desde siempre, desde que tengo uso de razón supe que era adoptada, jamás mis padres me ocultaron nada. Mi historia comienza cuando mis padres adoptivos, luego de 9 años de casados, y tratando de hacer lo posible para tener un hijo, descubren que mi madre era infértil. Deciden adoptar. Anotándose en cada Juzgado para poder cumplir su sueño, el tiempo pasaba y no lo conseguían, aún cumpliendo los requisitos solicitados. Ya sabemos de la burocracia de éste país y su relación respecto a los trámites de adopción.
Es así que una “conocida de mi madre”, les comunica que una vecina de sus suegros, residente en Monte Grande, provincia de Buenos Aires, su nombre es Antonia Sak, tenía a su hermana residente de la ciudad de San Vicente, provincia de Misiones, su nombre es Elena Skripka de Sak, que podía llegar a ser el nexo para poder tener el tan ansiado hijo que mis padres querían. Mis padres se contactan con esta mujer, cartas y llamadas telefónicas de por medio, les comenta que hay una nena, Yo, que vivía en el medio del monte misionero, junto con otros niñitos, todos en fila, durmiendo en cajones de manzanas, con su abuela quién no los podía criar por cuestiones económicas, y deciden iniciar los trámites en cuestión.
Llegué a ellos en diciembre del 1984, con aproximadamente 8 meses de edad, me trajo Elena desde Misiones. Acompañada por unos papeles que en teoría tenían los datos de mi primera etapa, para poder hacer las cosas de manera correcta ante la Ley, pero no sirvieron de nada. Sólo eran Informes estadísticos de Nacido Vivo emitidos por el Ministerio de Salud Pública de la Provincia de Misiones. Ahí figuran los datos de mi supuesto día de nacimiento (14 de Febrero de 1984), quién presenció el parto, que casualmente fue esta “señora”, el médico que lo firmó (Dr. Juan Carlos Gualpa – Mat. Prov. 1054) etc, etc. Pero hay dos de ellos, y se contradicen, a mi parecer no sirven de mucho. Tuvieron que hacerse las cosas del modo que no se hacen, anotándome como hija legítima de mis padres, cosa que ninguno de los dos, pretendían hacer, pero, no les quedó otra alternativa.-
En fin, luego del encuentro con mis Papis, mi padre llevó a Elena a Monte Grande, nunca se supo más de ella. La dirección a la que se dirigió Elena fue: Calle Condarco 2561 – Monte Grande – Bs. As. La casa de su HERMANA.
Pero cuando yo tenía 9 años aproximadamente, (estamos hablando de que corría el año 1994) un sábado bien temprano en la mañana, aparece Elena en mi casa. Mi madre la hizo pasar, llamó a mi padre y conversaron amenamente hasta que, tiró la bomba de que mi madre biológica pretendía compartir mi tenencia con mis padres adoptivos, a no ser que mis padres le dieran una suma de dinero acorde a “su sacrificio” (ja-ja). Además, comentó que había tenido problemas en su pueblo (San Vicente), que de hecho había estado presa, y se había tenido que ir a vivir a Buenos Aires, a la casa de su hermana. Mis padres no accedieron a su petición. Ella se fue, ofendida, acaso pretendía secuestrarme…?
Evidentemente, ella sabe quien es mi madre biológica.-
Quiero que se entienda que siento dentro de mi corazón que mi vida comenzó a partir del momento que llegué a mis padres. Ellos pecaron de ingenuos, quizás en la vorágine de ser papás y esta mujer se aprovechó de eso. Porque podrá haber sido casi analfabeta, pero para remarcar “su sacrificio” y pedir “recompensas” fue la más idónea.Vuelvo a repetir que mis padres son mis padres de corazón, quienes me adoptaron con todo el amor del mundo, criándome y educándome con todo el cariño, el amor que una Familia puede brindar. Mi identidad como la persona que soy hoy es por todo eso, pero, ellos entienden mi necesidad de encontrar mi identidad biológica. No pretendo mucho, sólo saber quién es mi “madre biológica”…, si tengo hermanos…, quién fue mi padre…, preguntas existenciales sobre un vacío que quiero llenar. Por último, quiero decir que Elena, se dedicaba a entregar niños, engañando a los futuros padres adoptantes, y que los entregaba por todo el país, esa era su patética, pero evidentemente, redituable, “profesión”. Si las fechas, la zona geográfica y todas estas cuestiones, coinciden con su propia historia, o conocen un caso parecido, no duden en contactarse conmigo, éste tipo de gente, no es ingenua, calculan todo milimétricamente, incluso, cambian de domicilio o nombre, pero… nuestras fuerzas y voluntad pueden ganarles… Atando cabos, podemos lograr encontrar a nuestras Familias Biológicas.

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